Las consecuencias
morales del ateísmo, son su refutación más elocuente.
Las primeras
secuelas que deja el ateísmo en las almas de las personas son: el desasosiego,
la indecisión, la inestabilidad y la ansiedad.
Eso se debe a que dentro de cada
uno de nosotros, existe una tendencia innata que persiste en nosotros y una
serie de preguntas que se plantean en nuestro interior: ¿por qué fuimos
creados, quién nos ha creado, hacia dónde nos encaminamos…?.
Si el estrés y las
ocupaciones de la vida interfieren en la conducta del hombre, ya que no le
permiten hacer el mínimo esfuerzo para responder a estas preguntas ni le
permiten averiguar cuál es el secreto de la vida y del universo, sin embargo,
el hombre se ve implicado, muchas veces, en situaciones comprometidas y en
situaciones que le sacuden, pero que le conllevan a reflexionar acerca de estas
preguntas.
Sin Dios no hay
vida futura, no hay legislador supremo, no hay nada que pueda dominar en la
conciencia del hombre; la moral es una ilusión; la virtud una bella mentira; el
vicio un amable proscrito a quien conviene rehabilitar.
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